16 mar 2010

El trago no engorda

Un estudio encontró que las mujeres que toman una o dos copas diarias ganan menos peso que las abstemias.

Muchas mujeres rechazan un coctel, una cerveza o un vino por temor a engordar. Y más si están haciendo dieta, pues saben que las bebidas alcohólicas están llenas de calorías. Pero un estudio publicado en la más reciente edición de Archives of Internal Medicine, contradice esta noción: las mujeres que beben moderadamente alcohol bajan de peso si se compara con las abstemias.

El trabajo científico fue realizado entre más de 19.000 mujeres mayores de 39 años con peso normal. Al cabo de 13 años, 60 por ciento eran consumidoras regulares de alcohol mientras que el resto no probaba ni una gota. Los investigadores encontraron que 41 por ciento de la muestra general se volvieron obesas o al menos presentaban sobrepeso. La gran sorpresa fue encontrar que fueron las abstemias las que más engordaron: cuatro kilos, mientras las bebedoras moderadas ganaron sólo uno. Así las cosas, los investigadores calcularon que quienes consumían entre 1,5 y tres tragos diarios, tuvieron un 27 y 61 por ciento menos riesgo de tener sobrepeso u obesidad, respectivamente.

Entre las bebidas estudiadas la que probó tener un mejor efecto es el vino tinto, algo que los expertos atribuyen al resveratrol, un compuesto de las uvas que posiblemente inhibe el desarrollo de células grasas. El consumo moderado se estableció en dos copas de vino de 150 mililitros al día.

Claudia Angarita, directora del Centro Colombiano de Nutrición Integral (Cecni), explica que cuando se toma con mesura, el apetito disminuye y se reemplazan las comidas con el alcohol. De hecho, en el estudio, aquellas mujeres que tomaban una o dos copas al día redujeron el consumo de calorías, especialmente de las provenientes de carbohidratos.

Lo anterior explica por qué el hallazgo no se aplica a los hombres. Otros estudios han concluido que los tomadores regulares del género masculino sí ganan más peso que los que se mantienen sobrios porque añaden el alcohol a su dieta y no sustituyen algunas comidas por la bebida, como sí lo hacen las mujeres. Además, el alcohol parece acelerar el metabolismo de ellas. A pesar de esto, la experta señala que hay que tener precaución puesto que sustituir comidas nutritivas por alcohol puede llevar a malnutrición. "No sólo voy a bajar de peso sino que voy a tener un déficit vitamínico", dice.

La investigación es una prueba de que las calorías de las comidas y las del alcohol se metabolizan diferentemente y que estas últimas no cuentan tanto como, por ejemplo, las de una barra de chocolate. "El cuerpo administra estas calorías de manera distinta a como lo hace con los carbohidratos, grasas y proteínas", dice Scott Kahan, del programa de manejo de peso de la Universidad George Washington.

Pese a los resultados, los científicos advierten que no se trata de salir corriendo a un bar para adelgazar, ni mucho menos que las que no les gusta el trago empiecen a tomar, pues el alcohol en exceso también aumenta el riesgo de cáncer de seno. "Lo que el estudio sugiere es que, si usted disfruta de un trago, no hay por qué rechazarlo", dice Kahan. El estudio también indica que si está engordando, debe ser porque esas calorías de más provienen de otros alimentos y no de esa cerveza o ese vino que suele disfrutar en el happy hour.

semana.com

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