16 sept 2010

Pacientes rompen la dieta y abandonan por vergüenza al médico

El temor a la cita médica es una de las principales causas de deserción del plan de adelgazamiento. Lo sufren principalmente las “personalidades dependientes”. Cómo debe ayudar el entorno

“Uno de cada tres pacientes que abandonan su tratamiento ambulatorio para bajar de peso reconoce haber discontinuado el proceso por vergüenza frente a su médico como consecuencia de no haber podido alcanzar los resultados propuestos”. Así de contundente fueron los datos proporcionados por el doctor Ricardo Chiosso (MP 13766).

Según el director médico de Sanatorio Diquecito, “esta situación se explica en el vínculo que se establece entre el paciente y su médico, mediante el cual la persona deposita en el profesional la fantasía de que éste tendrá la capacidad de revertir desde afuera una enfermedad cuyo tratamiento depende en realidad directamente de las decisiones de alimentación del paciente”.

En otras palabras, al iniciar un tratamiento de descenso de peso, algunas personas le confieren al especialista un rol omnipotente que le hace pensar que éste logrará controlar la situación que ellos no pueden afrontar. Entonces, si el nuevo tratamiento falla, se tiende a hacer responsable del fracaso a la prescripción médica y no a las dificultades propias para cumplirlo.

“Este ciclo crece proporcionalmente con cada recaída –aseguró Chiosso-; el mayor problema del abandono de la dieta viene cuando la persona se da cuenta de que no hay grandes diferencias entre propuesta terapéuticas de reeducación alimentaria sino que todas implican reglas de restricción que ellos no pueden cumplir, y es allí cuando lo inunda un sentimiento de vergüenza que lo lleva a no presentarse más ante ese profesional y la salida resulta empezar la búsqueda de un nuevo profesional que tendrá un método más llevadero para bajar de peso”.

Así las cosas, la persona vuelve a darse cuenta de que no pudo asumir la prescripción, tras lo cual abandona el tratamiento y en lugar de analizar las causas del fracaso culpa a la dieta y al médico que se la recetó, buscando un nuevo profesional que lo llenará de ilusiones hasta que se dé cuenta de que éste tampoco tendrá la potestad para solucionar el problema. Volverá la culpa y la vergüenza.

El perfil de este tipo de pacientes

Quienes más padecen esta situación son quienes tienen personalidades dependientes, tanto activo dependientes como pasivos dependientes.

“A grandes rasgos, estos son individuos que buscan continuamente que las demás personas los valoren y destaquen lo que hacen. Necesitan de un aval permanente por parte de otros para sentirse seguros. Muestran una alta necesidad de apoyo y atención. Si se le priva de afecto y cuidado experimentan un acusado malestar, tristeza y ansiedad”, detalló el especialista, quien remarcó que “el promedio de abandono de los tratamientos ambulatorios para bajar de peso cuando el paciente no logra el descenso deseado es de tres a cuatro semanas”.

“La primera semana habitualmente es exitosa producto del entusiasmo del paciente y de su dedicación al cumplimiento de los objetivos. Pero durante la segunda semana los niveles de motivación disminuyen porque empieza el sufrimiento por las restricciones a la hora de comer”, dijo, y destacó: “Durante la tercera y cuarta semana se generan demasiados displaceres principalmente emocionales que la persona comienza a no poder afrontar, en especial irritabilidad. El costo-beneficio parece ser negativo porque es alto el sufrimiento producto de la restricción en comparación con lo que la balanza le indica que va bajando”.

Cómo debe actuar el entorno social y familiar
* No presionar. “No se debe presionar a la persona. Se debe entender que la obesidad no es una enfermedad como la gripe, que tiene un comienzo y un final. Con la obesidad se lucha toda la vida, y hay que ayudar a la persona a cambiar sus hábitos. En ese cambio de hábitos se debe saber que el fracaso es posible, porque de éste aprenderemos”.

* No condenar. “Es importante que la familia deje de acusar y condenar y que, en cambio, acompañe tratando de colaborar de distintas maneras. Por ejemplo, tener una alimentación más sana en general (sin hacer distinciones), quitar de la vista las cosas tentadoras; no sacarle a la persona la comida de la boca ni retarlo a la hora de comer. Entender que el ser querido está enfrentando una lucha y un sufrimiento intenso, y que normalmente la familia ha colaborado en que el paciente se trague las cosas en lugar de hablarlas”.

* Interesarse. “Es importante que entendamos que, esté cursando o no un tratamiento con profesionales, la persona posee la enfermedad. En ese marco debemos acompañar a nuestro ser querido a las consultas como lo acompañaríamos si tuviese que hacerse cualquier tipo de  estudio médico. Entonces, hay que estar con él, interesarse, ayudarlo a cumplir la dieta”.

* Educar. “Transmitir la idea de que no hay grandes secretos en esto de bajar de peso, y que todo depende de poder cambiar hábitos de vida. Ayudar a la persona a que entienda que la clave está en comer de todo en menores cantidades, en forma más organizada; en incorporar actividad física tanto formal como informal, entre otros puntos”.

En este contexto, consideró Chiosso, “la internación en vistas a bajar de peso es una opción ideal, por cuanto uno está cuidado día y noche por profesionales de todas las especialidades que no sólo lo ayudan a avanzar en el cumplimiento de su dieta sino que también lo incentivan a la práctica de actividad física y le brindan apoyo psicológico permanente para seguir adelante”.
 
Infobae Salud

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