27 may 2008




Quizás es la tristeza que brota de tus ojos
la pena que se cierne sobre tu hermoso ser,
que trajo a mi memoria los días tan hermosos
de cuando yo pequeña quería conocer.

Y son tus dulces manos aladas mariposas,
son tus bellos ojos dos mares de dolor;
yo madre, que te quiero sobre todas las cosas,
espero que comprendas lo grande de mi amor.

Yo sé que soy culpable de toda tu tristeza,
de toda la amargura que brota de tu ser,
más un puñal de penas, el pecho me atraviesa,
al ver que mi tristeza no quieres comprender.

Adoro tu silencio de sueños despedidos,
adoro tu perfume de cosas sin razón,
tu nombre es un misterio de ángeles divinos
que llena de alegría mi pobre corazón.

Te miro tan lejana, te veo tan distante
por más que alzo las manos no te logro alcanzar,
se va desdibujando tu figura radiante
y está lleno de sombras mi triste depertar.

Tu, madre, que comprendes lo duro de la vida
enséñame estas cosas que no logro entender,
cambia en una sonrisa tu mirada sombría,
ahuyenta esta tristeza se que anida en tu ser.

Madre mía querida, refugio de mi alma,
en este hermoso día te quiero ver reir,
no aumentes esta pena que se roba mi calma,
sonríe, que tu risa da ganas de vivir.

Aquí en mis pobres versos está mi pensamiento,
está mi sentimiento que busca tu mirar;
Aquí en mis manos tristes está este cruel tormento
de verte tan cercana sin poderte alcanzar.

Dulce madre querida, consuelo de mis penas,
es a tí a quien entrego mis versos y mi amor,
a tí, que has inspirado mis versos más sentidos,
a tí, que eres la barca que salva mi temor.

Madre, misteriosa palabra que modulan los labios,
hermoso pensamiento que funde el corazón;
Por tí se han inspirado los más antiguos sabios,
por tí, que siempre has hecho del mundo una canción.

Tu nombre lo repiten los niños pequeñitos,
tu nombre es la palabra que encierra el infinito,
en tí se abarcan todas las cosas más divinas,
en tí, madre querida, que estás llena de amor.

¡Oh! madres que han partido tan lejos de este mundo,
quizas en cada estrella se encuentre su mirar,
y verán que en la tierra, con un amor profundo
cada hijo las lleva dentro del corazón.

Señor, yo me permito venir hasta tu templo,
a pedirte de hinojos con mi más grande amor,
que protejas a mi madre sobre todas las cosas
no permitas que en su alma haga nido el dolor,

Benditas dulces madres sobre todas las cosas,
y que todas las cosas bendigan tu existir,
que modulen tu nombre las más fragates rosas,
y que todos los cielos, te bendigan por mí

Othon Muñoz

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