La obesidad se ha convertido en una pandemia que pone en peligro la salud pública y supone una gran carga económica
Hasta el 87% de la población española se ha fijado como objetivo perder peso, según un reciente estudio realizado por una compañía farmacéutica. Y no es extraño que éste sea uno de los anhelos más perseguidos por la población si se tiene en cuenta que en España las cifras de obesidad son preocupantes. De hecho, somos el segundo país de la Unión Europea, por detrás de Malta, con mayor porcentaje de niños obesos o con sobrepeso entre los 7 y los 11 años, tal y como avala un informe de la Comisión Europea alarmada por lo que parece haberse convertido en una nueva epidemia.
En Europa se calcula que unos 200 millones de adultos pueden tener sobrepeso o padecer obesidad. Estos kilos acumulados tienen consecuencias muy perjudiciales para la salud pública, además de suponer una gran carga económica que se estima entre el 2 y el 8% del gasto sanitario.
La Organización Mundial de la Salud define la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Padecerla es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, el infarto, las enfermedades respiratorias, la artritis y algunos tipos de cáncer. Además, se ha atribuido a la epidemia de obesidad que se ha producido en Europa el incremento de personas afectadas de diabetes tipo 2.
Los expertos investigan lo sucedido para que esta enfermedad haya adquirido el rango de epidemia y coinciden en que, en el caso de España, se debe fundamentalmente a los cambios en la dieta producidos en los últimos 20 años. Los ciudadanos han abandonado los platos tradicionales de la cocina mediterránea y los han sustituido por otros alimentos hipercalóricos y con un alto contenido en grasas. Además, está el sedentarismo inducido por la ayuda tecnológica que hace que cada vez tengamos una menor necesidad de movimiento. Los investigadores apuntan que el binomio sedentarismo-obesidad se prevé como uno de los factores más peligrosos. Incluso, se llega a considerar que la obesidad provocará el 30% de los fallecimientos, de hecho es la responsable de tres millones de muertes anuales en el mundo.
La forma en la que comemos y la frecuencia con que lo hacemos es determinante para mantener el peso adecuado, aunque además de la dieta influyen otros elementos que van desde la genética, hasta la condición social, la salud mental, los hábitos de sueño y otros hábitos de vida, por citar tan sólo algunos de los más conocidos. Sin embargo, controlando la dieta se puede hacer mucho para prevenir la obesidad, de ahí que desde los gobiernos europeos se esté intentando fomentar dietas saludables que reduzcan la ingesta de sal.
Para reducir peso de forma sana y equilibrado es necesario cambiar los hábitos de vida que han conducido a ese sobrepeso así como acceder a una buena educación nutricional. En los últimos años, la nueva composición de los hogares y hábitos socio-laborales, así como la difícil conciliación de la vida personal, familiar y laboral han hecho que se modifique la dieta tradicional. Así, la dieta actual de los españoles presenta un aporte calórico que supera ampliamente las recomendaciones, con una alta proporción de alimentos de origen animal y de aceites vegetales que tienen un elevado aporte energético.
Además, de modificar la dieta reduciendo la ingesta de alimentos perjudiciales para la salud, el éxito para perder peso de un modo saludable radica en acompañar la dieta de la práctica de ejercicio moderado y regular.
Los expertos también alertan sobre el riesgo de las dietas sin control que, con frecuencia, dañan el sistema metabólico y lo hace resistente a las dietas, además de desarrollar trastornos de conducta alimentaria, que son el resultado de dietas excesivamente restrictivas o desequilibradas.
salud.laverdad
Hasta el 87% de la población española se ha fijado como objetivo perder peso, según un reciente estudio realizado por una compañía farmacéutica. Y no es extraño que éste sea uno de los anhelos más perseguidos por la población si se tiene en cuenta que en España las cifras de obesidad son preocupantes. De hecho, somos el segundo país de la Unión Europea, por detrás de Malta, con mayor porcentaje de niños obesos o con sobrepeso entre los 7 y los 11 años, tal y como avala un informe de la Comisión Europea alarmada por lo que parece haberse convertido en una nueva epidemia.
En Europa se calcula que unos 200 millones de adultos pueden tener sobrepeso o padecer obesidad. Estos kilos acumulados tienen consecuencias muy perjudiciales para la salud pública, además de suponer una gran carga económica que se estima entre el 2 y el 8% del gasto sanitario.
La Organización Mundial de la Salud define la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. Padecerla es un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión, el infarto, las enfermedades respiratorias, la artritis y algunos tipos de cáncer. Además, se ha atribuido a la epidemia de obesidad que se ha producido en Europa el incremento de personas afectadas de diabetes tipo 2.
Los expertos investigan lo sucedido para que esta enfermedad haya adquirido el rango de epidemia y coinciden en que, en el caso de España, se debe fundamentalmente a los cambios en la dieta producidos en los últimos 20 años. Los ciudadanos han abandonado los platos tradicionales de la cocina mediterránea y los han sustituido por otros alimentos hipercalóricos y con un alto contenido en grasas. Además, está el sedentarismo inducido por la ayuda tecnológica que hace que cada vez tengamos una menor necesidad de movimiento. Los investigadores apuntan que el binomio sedentarismo-obesidad se prevé como uno de los factores más peligrosos. Incluso, se llega a considerar que la obesidad provocará el 30% de los fallecimientos, de hecho es la responsable de tres millones de muertes anuales en el mundo.
La forma en la que comemos y la frecuencia con que lo hacemos es determinante para mantener el peso adecuado, aunque además de la dieta influyen otros elementos que van desde la genética, hasta la condición social, la salud mental, los hábitos de sueño y otros hábitos de vida, por citar tan sólo algunos de los más conocidos. Sin embargo, controlando la dieta se puede hacer mucho para prevenir la obesidad, de ahí que desde los gobiernos europeos se esté intentando fomentar dietas saludables que reduzcan la ingesta de sal.
Para reducir peso de forma sana y equilibrado es necesario cambiar los hábitos de vida que han conducido a ese sobrepeso así como acceder a una buena educación nutricional. En los últimos años, la nueva composición de los hogares y hábitos socio-laborales, así como la difícil conciliación de la vida personal, familiar y laboral han hecho que se modifique la dieta tradicional. Así, la dieta actual de los españoles presenta un aporte calórico que supera ampliamente las recomendaciones, con una alta proporción de alimentos de origen animal y de aceites vegetales que tienen un elevado aporte energético.
Además, de modificar la dieta reduciendo la ingesta de alimentos perjudiciales para la salud, el éxito para perder peso de un modo saludable radica en acompañar la dieta de la práctica de ejercicio moderado y regular.
Los expertos también alertan sobre el riesgo de las dietas sin control que, con frecuencia, dañan el sistema metabólico y lo hace resistente a las dietas, además de desarrollar trastornos de conducta alimentaria, que son el resultado de dietas excesivamente restrictivas o desequilibradas.
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