8 ago 2012

Las dietas hiperproteicas, ¿son tan milagrosas?

De poco sirve el sacrificio durante unas semanas si al llegar al peso deseado se retoman los mismos hábitos poco saludables

Las dietas no son una carrera de velocidad, sino de fondo. Cuando llega el verano queremos poner remedio a los malos hábitos que hemos llevado durante el invierno, cuando para muchos a la escasa actividad física se le suma la mala alimentación. Y entonces nos entran las prisas por perder esos kilos que hemos cogido durante el año con una dieta milagro. Pero, ¿conocemos los riesgos que conllevan? Los doctores Rodolfo López Andrino y José Juan Vallo, de la Clínica Londres y del Hospital San Rafael de Cádiz respectivamente, y la doctora Carmen Gómez Gambella, jefa de la unidad de nutrición de La Paz, nos advierten de los peligros de este tipo de dietas.

De poco sirve el sacrificio durante unas semanas con deporte y dieta estricta si al llegar al peso deseado se retoman los mismos hábitos poco saludables. Según datos del Instituto Nacional de Estadística en 2009, el 11,2% de la población española sigue una dieta o régimen especial, cantidad que aumenta cuando llega el verano. El problema surge cuando se realizan sin la supervisión de un médico y se cometen verdaderas locuras con tal de eliminar esos kilos de más

¿A qué se debe este afán por perder peso en tiempo récord? "Estas acciones son producto de la sociedad del consumo. Nos hemos acostumbrado a conseguir las cosas de forma inmediata y en cuanto algo requiere esfuerzo, lo desechamos y no nos vale. A su vez está ligado a la incultura y a la irracionalidad; es como si el hombre todavía creyera en milagros, en este caso, perder peso de forma mágica", explica Julia Varela, catedrática de Sociología de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense.
Este tipo de regímenes tienen un precio muy alto: poner en peligro tu salud. "Existen dietas con las que se puede perder mucho peso en muy poco tiempo. Pero se consigue a costa de perder líquidos y no grasa", advierte el doctor López Adrino de la Clínica Londres.

Juan José Vallo, profesor titular de Fisiología en la Universidad de Cádiz y endocrino en el Hospital San Rafael de la misma ciudad, nos advierte de que sin esfuerzo no vale la pena la pérdida de peso: "las dietas sin sacrificio no tienen sentido". "Hacemos dieta para mejorar y solo se mejora si se cambian los hábitos, hay que reeducar al paciente en la alimentación y con estas dietas, al realizarse por libre, no se consigue", apostilla la doctora Carmen Gómez Gambella, del Hospital La Paz.

Los regímenes con más éxito en los últimos años son los hiperporteicos, en los que se ingiere proteína animal principalmente, combinándolas con verduras, como es el caso de la dieta Dukan, Pronokal o Atkins. "En la mayoría de los casos las personas comienzan estas dietas sin hacerse un chequeo previo para conocer si el organismo tolerará este tipo de alimentación. Tampoco controlan la cantidad de comida que ingieren. Solo conocen que tienen que abundar las proteínas y dejar de consumir radicalmente los hidratos", señala el doctor Andrino. "El éxito de estas dietas radica en la atracción que siente el humano por la carne. Se trata de un método más sencillo que si reducen las calorías en la alimentación", añade.

Efectos secundarios de las dietas proteicas

"Este tipo de dietas, ante todo, generan un desequilibrio en el organismo. Hay que tener en cuenta que se produce un cambio radical en la alimentación. Pasamos de comer carne, pescado, verduras, fruta, pasta y legumbres a restringirlo solo a proteína de origen animal. Y el cuerpo se resiente, es como si nunca hubieras hecho deporte y una mañana te levantas y decides correr una maratón", relata el doctor Vallo.

La ausencia o el escaso consumo de verduras y frutas, alimentos compuestos en su mayoría por agua, puede producir deshidratación. "La falta de agua en el cuerpo conlleva una insuficiencia renal aguda", comenta el doctor Andrino. Además "es una dieta que no se puede mantener en el tiempo, el ser humano no puede vivir sin azúcares. Al final, la dieta es un fracaso porque se recupera rápidamente el peso perdido",  según palabras de la doctora Gómez Gambella.

La alimentación descompensada acarrea el déficit de minerales, como el potasio, el sodio o el magnesio. La carencia de estos puede desencadenar en hipotensión arterial. Por esa razón muchas personas que se someten a este tipo de regímenes sufren calambres, desequilibrios electrolíticos que derivan en problemas cardíacos, aritmias, convulsiones y temblores en las manos. El corazón late porque hay equilibrio, cuando algo falla, también sufre.

Consejos

"Lo fundamental es evitar el sedentarismo durante todo el año. El uso de un podómetro es una buena forma de controlar la actividad para una persona que no quiere ir al gimnasio. Lo ideal es caminar unos 10.000 pasos a la semana, es un método sencillo para encontrar el estímulo", dice el doctor López Andrino.

Por su parte, el doctor Vallo recomienda "disminuir la ingesta de hidratos de manera razonable esporádicamente y retomar la dieta mediterránea". Aunque no hay que olvidar que "hay dos cosas que no se venden en la farmacia, que son el ejercicio y la fuerza de voluntad", sentencia. 

/hoymujer

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