25 ago 2008

CONSEJOS SOBRE ALIMENTACIÓN


La persona aquejada de diabetes debe mostrarse excepcionalmente prudente y cuidadosa en su elección de alimentos, pues un organismo enfermo carece de flexibilidad.

Gracias a la estimulación que ejercen sobre determinadas funciones, algunos alimentos son remedios naturales. Así, la cebolla y la achicoria estimulan las funciones del páncreas, mientras que la alcachofa contiene insulina, un azúcar invertido que no exige la acción de los jugos pancreáticos.

El espárrago favorece la disminución de glucosuria, y lo mismo puede decirse de la beterraga que, gracias al magnesio que contiene, influye favorablemente sobre los riñones.

Como la experiencia ha demostrado que los diabéticos toleran mejor la levulosa que la glucosa, se recomienda fervientemente el consumo de frutas tales como las fresas y los melones. Los berros, las cerezas, el limón, la naranja y el pomelo son también aconsejables. Al no ser ricas en hidratos de carbono, las nueces y las avellanas se asimilan rápidamente. Las aceitunas negras son excelentes, pues al contener grasas naturales combinadas con otros elementos de gran utilidad, actúan favorablemente sobre el hígado. Las papas son aceptables siempre que no estén saturadas de fertilizantes a base de potasio. También se recomienda la cebada, no sólo porque su germen contribuya a reducir el contenido de glucosa.

La falta de claridad y presición ha convertido el problema de los cereales en casi irresoluble. Sabemos que al páncreas le resulta difícil transformar los almidones, que pueden dar lugar a la aparición de residuos ácidos y tóxicos, por lo que parece razonable aconsejar a los diabéticos que se mantengan alejados de esta clase de alimentos. No obstante, y tal como se ha señalado anteriormente, esto es sólo aplicable a los cereales refinados. Resulta evidente que no es conveniente apresurarse a empujar al paciente a un régimen alimenticio naturista, sobre todo si durante toda su vida ha seguido un tipo de dieta distinto.

Lo mejor es ir introduciendo gradualmente el arroz integral, la cebada sin cáscara y el pan de trigo integral (al 80 por 100) elaborado con levadura natural, productos que deberán masticarse todos concienzudamente para asegurar un correcta digestión salival de los mismos.

De momentos es preferible no utilizar guisantes, judías y lentejas; primero porque a un diabético le resulta difícil asimilarlos, y segundo porque favorecen la acidificación. Las castañas deben también suprimirse hasta haber restablecido un funcionamiento normal del organismo.

Las frutas y verduras deben tomarse crudas siempre que sea posible, y además sin pelar, para aprovechar la valiosa sílice que contienen las pieles.

Resulta difícil saber qué cantidad se puede absorber de un alimento determinado, pues dependerá del individuo, de su estado, de la vida social que lleve.
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