24 jun 2010

Estudio confirma apetito voraz de los adolescentes

Los padres de adolescentes ya tienen pruebas para respaldar la afirmación de que alimentar a sus hijos puede costar una fortuna, después de que un estudio en Estados Unidos concluyó que los niños de entre 14 y 17 años comerían un almuerzo de 2.000 calorías si pudieran.

Investigadores del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano dijeron que los adolescentes tienen fama de comer mucho, pero hasta el momento no había pruebas objetivas que confirmaran la hipótesis.

Para eso condujeron un estudio en un almuerzo buffet entre 204 niños de 8 a 17 años, en el que concluyeron que los niños solían comer más que las niñas de su misma edad, y que los varones que se hallaban en la mitad de su adolescencia eran los más voraces, con un consumo promedio de casi 2.000 calorías.

El investigador Jack A. Yanovski dijo que este resultado es lógico ya que los varones suelen 'pegar el estirón' -ganando peso y masa muscular- al final de la pubertad.

"Popularmente se cree que los chicos pueden comer cantidades enormes, pero no teníamos muchos datos', dijo Yanovski a Reuters después de la publicación de su estudio en el American Journal of Clinical Nutrition.  En uno de los dos almuerzos se pidió a los jóvenes que comieran la cantidad que solían ingerir habitualmente, mientras que en el otro se les solicitó que tomasen tanta comida como quisieran.


En general, los investigadores concluyeron que los chicos comieron más que las chicas.  Los preadolescentes -de entre 8 y 10 años- ingirieron un promedio de 1.300 calorías en el almuerzo, contra las 900 calorías de las niñas de la misma edad.

Entre los 10 y 13 años, las chicas registraron el mayor incremento en su apetito, con un promedio de 1.300 calorías ingeridas durante el almuerzo.  Según Yanovski, esta cifra está en consonancia con el desarrollo de las niñas, que suelen registrar sus mayores índices de crecimiento entre el principio y la mitad de su pubertad.  Los chicos, sin embargo, tienden a desarrollarse más tarde, y su necesidad de calorías parece incrementarse significativamente al final de la pubertad o entre los 14 y los 17 años.

Si bien los varones mostraron pocos cambios en su ingesta de calorías durante la prepubertad y la mitad de su pubertad, su consumo promedio en el almuerzo llegó a casi 2.000 calorías en la pubertad tardía, una cantidad que sería excesiva hasta para los niños muy activos.

Yanovski explicó que siempre que los jóvenes estén sanos y dentro de un peso normal, un repentino aumento de su apetito no tiene por qué ser alarmante, aunque advirtió que los chicos con sobrepeso deberían tener un consumo de calorías más limitado.  Los estudios sugieren que la mayoría de los niños con sobrepeso prolongan ese problema hasta su adultez.

Reuters

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