24 mar 2011

Cuidados de la piel

La piel es el órgano mayor del cuerpo, y tiene una función muy importante: impide que penetren gérmenes en el interior del organismo, le abriga del frío exterior y le protege contra el calor. No necesita grandes cuidados, solo unos pocos mimos: limpieza, hidratación y protección de los rayos solares.

Para cuidar la piel de niños y bebés en los meses de calor, lo más importante es mantenerla limpia y bien hidratada, porque si está sana, se protege a sí misma (y protege al organismo) de las agresiones externas.

En condiciones normales la piel no necesita más cuidados que agua y jabón, sin excederse.

Las manos: siempre limpias

Lavarse las manos es un gesto muy importante para el cuidado de la piel y de la salud en general, porque en las manos sucias hay gérmenes que pueden infectar las heridas o pasar a la boca y a los alimentos que se tocan.

Es conveniente enseñar al niño a lavarse las manos con agua y jabón siempre que estén sucias y sobre todo antes de las comidas, al volver del parque, tras jugar con la mascota o después de ir al baño. También debe cepillarse las uñas con un cepillo suave, porque debajo de ellas se quedan alojados restos de suciedad y gérmenes.

También es importante cortar las uñas del niño correctamente. Las uñas se cortan rectas, en especial las de los pies, para evitar que al crecer rompan la piel y provoquen molestas infecciones (panadizos). No conviene que el bebé o el niño las lleve largas, para evitar que se arañe la piel.

El pelo: no es necesario lavarlo a diario

Basta lavar el pelo a los peques dos o tres veces por semana. Un exceso de higiene puede ser perjudicial porque los champús destruyen la capa hidrolípida del cuero cabelludo, que le protege de eccemas y de infecciones por hongos.

El champú debe ser infantil. Se pone una pequeña cantidad en la palma de mano (no directamente en la cabeza), se extiende y se aplica en el cabello. Luego se aclara muy bien.

El cuerpo: cuidado con el exceso de jabón

Si el niño no se ensucia demasiado, no es necesario que se bañe o duche todos los días, pues el exceso de jabón puede disminuir las defensas de la piel.

El agua debe estar templada (a unos 35º) y el jabón o gel ha de ser suave, no perfumado y de pH neutro. Hay que prestar especial atención a las zonas de pliegues, que es donde se deposita más suciedad y la sudoración es más abundante.

Después se aclara la piel para eliminar los restos de jabón. No conviene que el pequeño esté mucho tiempo en el agua, porque con la humedad mantenida la piel se macera y se queda muy sensible. Por último, hay que secarle sin frotar, dando golpecitos suaves con la toalla y procurando que quede un poco de humedad en la piel.

El último gesto consiste en aplicar una crema hidratante por todo el cuerpo, en especial si el niño tiene la piel muy seca.

Bebés y niños en playas y piscinas: elimina el salitre y el cloro

Es preferible que el niño entre y salga del agua a menudo, pues en los baños prolongados la piel se macera y deteriora. Al salir del agua es importante que se dé una ducha para eliminar el salitre o el cloro, que son sustancias irritantes. También conviene cambiar el bañador húmedo por uno seco. En los niños que sufren dermatitis atópica hay que extremar estos cuidados.

Hidratación

Después de secarle la piel tras la ducha o el baño conviene aplicar una crema hidratante bien distribuida, en especial si el niño tiene la piel muy seca, como ocurre en los que sufren dermatitis atópica. La piel seca pica, se vuelve áspera, se hace fina, pierde su elasticidad y se torna sensible a infecciones y quemaduras solares.

Bien protegidos del sol

    La mejor regla para evitar los peligros del sol es cubrir el cuerpo al niño con: camiseta clara de algodón, gorro de tela o paja y gafas de sol homologadas. Cuando lea o juegue con la arena es bueno que esté debajo de una sombrilla.
    Hay que ponerles crema de protección solar antes de salir de casa, y repetir la aplicación cada dos o tres horas, incluso después de cada baño.
    Los niños de piel blanca y ojos claros necesitan un factor de protección 50+, mientras que a los de piel morena les basta un 25 ó 30. En los casos intermedios, o si se duda, lo mejor es utilizar entre un 30 y un 50+.
    Si hace mucho calor, chapotear un rato en el agua o mojarse la cabeza y las manos ayuda a refrescar el cuerpo y la piel. Un vaso de agua repondrá la que se pierde por la sudoración.
    Las mejores horas para ir a la playa con niños son por la mañana pronto y cuando baja el sol por la tarde. En las horas centrales del día, y sobre todo si hace mucho calor, conviene estar dentro de casa.

serpadres

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