28 oct 2009

LA OBESIDAD TAMBIÉN DEPENDE DE NUESTRO RELOJ BIOLÓGICO


Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad Northwestern en Evanston (EE.UU), los defectos en el funcionamiento del reloj biológico interno -que regula tanto el sueño como el hambre- pueden aumentar la propensión a la obesidad y la diabetes. Los científicos han demostrado que una desregulación del reloj circadiano puede derivar en problemas metabólicos, al menos obesidad y signos de síndrome metabólico.

Al parecer, el ritmo circadiano juega un papel importante. Se trata de una especie de reloj biológico que marca las horas del día, dicta cuándo dormir, cuándo despertarse, incluso cuándo comer.


Los autores del estudio realizaron pruebas de laboratorio en las que expusieron ratones a una dieta habitual y a una dieta alta en grasas y compararon la respuesta de los animales mutantes con los de los ratones normales. Descubrieron que los animales con la mutación genética eran incapaces de regular su peso corporal en ninguna de las dietas que se les proporcionó. El efecto de la mutación sobre el peso corporal en los animales alimentados con dieta habitual fue similar en magnitud al efecto de una dieta alta en grasa en ratones normales.


Hasta ahora, no se sabe demasiado sobre cómo estos relojes internos controlan la acción de comer y el metabolismo en individuos normales, pero los resultados del estudio muestran que hechos como ganar peso y las anormalidades que se producen en el metabolismo, incluyendo la diabetes, se dan con más frecuencia si este reloj interno funciona mal. Los expertos explican que los relojes biológicos funcionan en el cerebro además de en pulmones, hígado, corazón y músculos esqueléticos. Operan en ciclos de 24 horas que controlan funciones vitales como el sueño y la vigilia, el descanso y la actividad, el equilibrio de líquidos, la temperatura corporal o el consumo de oxígeno.


Teniendo en cuenta los resultados de esta investigación, se destaca que simplemente modificando los horarios de las comidas puede afectar enormemente al peso corporal. Para evitar esta enfermedad en la medida de lo posible, es aconsejable comer ligero, tener una vida físicamente activa, dormir lo suficiente, no saltarse las comidas principales y basar nuestra alimentación en un patrón de dieta mediterránea.


centromujer.es

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