29 dic 2008
EL GUSTO POR LOS ALIMENTOS, CUESTIÓN DE SEXOS
El género parece tener una influencia relevante en el gusto por los alimentos; las chicas prefieren los sabores dulces y los chicos los ácidos
Las chicas, en general, disfrutan más comiendo chocolate y dulces, mientras que los chicos prefieren los sabores más marcados de las patatas fritas, los embutidos o los encurtidos ácidos como pepinillos y cebolletas. Puede parecer tópico, pero son los resultados de diversas encuestas de preferencias y consumo alimentario llevadas a cabo en distintos países entre la población en edad escolar.
* Autor: Por MAITE ZUDAIRE
Las niñas tienen mejor sentido del gusto que los niños, saborean mejor los alimentos e identifican con más claridad el sabor original de los mismos. A ellas les gustan más los sabores dulces y los alimentos de sabores suaves, mientras que ellos prefieren alimentos con sabores ácidos y pronunciados. El sexo parece tener una influencia relevante en el gusto por los alimentos. Así lo confirma un reciente estudio danés en el que participaron 8.900 escolares.
Dos años atrás se conocieron los resultados de un estudio británico realizado también entre la población escolar y publicado en la revista "Physiology and Behavior", en el que también se resaltaban datos llamativos en relación a los gustos y preferencias alimentarias de este sector de la población. En este caso, se constató cómo los genes influían de manera determinante en la sensibilidad por el gusto a los alimentos. Es posible que heredemos algunos gustos o predilecciones por diferentes alimentos de una manera genética que explique que tengamos más apetencia por la carne o por el pescado, o más aversión por un alimento u otro.
Experimentando sabores
Entre los 13 y los 14 años comienza a disminuir, tanto en chicos como en chicas, la apetencia por el sabor dulce
El pasado mes de septiembre, la organización Danish Science Communication (DNF) y la Facultad de Ciencias de la Vida (LIFE) de la Universidad de Copenhague, ambas instituciones danesas, llevaron a cabo un experimento a gran escala: estudiar el sentido del gusto de 8.900 escolares daneses. La idea se planteó como un experimento que los niños debían desarrollar en su clase de ciencias naturales. Para que tuviera sentido científico, los organizadores dotaron a todos los alumnos participantes de un kit de muestras de sabores con instrucciones de uso muy detalladas.
Se diseñaron y desarrollaron diversas pruebas con el objetivo de cuantificar la capacidad de los niños y jóvenes de descubrir y reconocer los distintos sabores de los alimentos. Además, los sabores -ácido, dulce, amargo o salado- fueron catalogados en distintas intensidades con el fin de establecer las preferencias entre los distintos sabores dulces, ácidos... En lo relativo a los resultados, se observa que las niñas tienen un mejor sentido del gusto que los niños, mucho más desarrollado. Las niñas saborean mejor los alimentos e identifican con más claridad el sabor original de los mismos. Además, también los investigadores han observado una marcada diferencia entre niños y niñas en la capacidad de reconocer los cambios en los sabores con la edad.
Gustos y preferencias, cuestión de sexo
Según los datos de este estudio, se observan notables diferencias en la percepción del gusto por los alimentos según el sexo. Las niñas prefieren más los alimentos de sabores dulces y también los sabores suaves, mientras que los niños disfrutan más con sabores ácidos y pronunciados. De hecho, si se traduce la percepción de los sabores en cifras, los niños precisan un promedio de cerca del 10% más de acidez y las niñas el 20% más de dulzura para reconocer los sabores originales correspondientes, el ácido y el dulce.
Un hallazgo sorprendente es el relativo a la preferencia del sabor de los refrescos. Todos los alumnos hicieron una cata ciega con refrescos, es decir, probaron una misma bebida refrescante varias veces, a la que se le iba modificando el sabor adicionándole más sabor dulce o más sabor ácido. Según los responsables del experimento, una tercera parte de los participantes preferían la bebida que no tenía azúcar o tenía muy poca cantidad.
Aunque se hace necesario contrastar esta información con nuevas investigaciones, es un punto de partida para la industria alimentaria en el diseño de bebidas refrescantes menos azucaradas y, por ende, más saludables. A pesar de que este estudio se ha centrado exclusivamente en evaluar la percepción del sabor, se prevé completar con nuevos experimentos en los que se analicen a fondo otros aspectos sensoriales que influyen de manera notable en las preferencias de los niños como el olor y la apariencia de los alimentos.
LOS ADOLESCENTES MARCAN LA DIFERENCIA
Siempre se ha dicho que cuando nos vamos haciendo mayores somos más tolerantes con el sabor de los alimentos. De hecho, muchas personas adultas han experimentado esta sensación, y aquellos alimentos que no les agradaban nada de pequeños, como puede ser el pescado, alguna verdura o la fruta, les acaban gustando con los años.
Estas sensaciones también se han observado en el experimento con los escolares daneses. Según los datos, con los años la percepción de los sabores se hace más sensible y, en particular, durante la adolescencia. Así, los autores observaron cómo los adolescentes habían ampliado la capacidad para reconocer los gustos originales de los alimentos. El mayor cambio se observa entre los 13 y los 14 años, sobre todo con el sabor agrio, y de la misma manera, es a partir de esas edades cuando comienza a disminuir, tanto en chicos como en chicas, la apetencia por el sabor dulce.
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