2 dic 2008

DIETA ATLÁNTICA

Dieta atlántica: particularidades nutricionales

Se trata de un tipo de alimentación diferente a la dieta mediterránea pero con un perfil dietético igual de saludable

Desde hace más de 10 años se lleva acuñando el término "dieta atlántica" a lo que se considera un tipo de alimentación propia de los países bañados por el Océano Atlántico, diferenciada de la reconocida dieta mediterránea. Desde entonces, se celebran en Galicia encuentros bianuales sobre alimentación y nutrición en los que se debate sobre las últimas consideraciones de esta dieta. Como resultado de estas jornadas se ha creado la Fundación para el Estudio de la Dieta Atlántica (dependiente de la Universidad de Santiago de Compostela) y la Asociación Gallega para el Estudio de la Dieta Atlántica (Asgaeda), con un objetivo común: estudiar y promocionar esta modalidad alimentaria.

  • Autor: Por MAITE ZUDAIRE

- Imagen: Roger Kirby -

La historia y la cultura nos dicen que las comunidades de las regiones atlánticas de Europa siguen un tipo de alimentación con unas características particulares. El principal desafío con el que se encuentran los investigadores es definir si existen las dietas tradicionales del Atlántico y si éstas son tan saludables como la dieta mediterránea.

Uno de los trabajos centrados en el estudio del consumo en España entre las regiones atlánticas y las mediterráneas es el que ha llevado a cabo el equipo del Departamento de Gestión de Empresas de la Universidad Pública de Navarra y la Escola Superior Agraria de Ponte de Lima en Portugal. Al mismo tiempo, desde la Facultad de Ciencias de la Universidad de Vigo y Ourense se aboga por investigar las particularidades nutritivas diferenciales de la dieta atlántica como modelo alimentario saludable, tanto como la reconocida dieta mediterránea.

Más proteínas y mayor consumo de huevos

En las zonas atlánticas es característico un consumo superior de proteínas, procedentes sobre todo de carnes rojas

En la investigación "Estructura de consumo en alimentación en las dietas atlántica y mediterránea", publicada en 2003 en "Electronic Journal of Environmental, Agricultural and Food Chemestry", se describen las notables diferencias en el consumo de alimentos en la península según la localización geográfica de los hogares. En las regiones bañadas por el Océano Atlántico es característico un consumo superior de proteínas, en particular las procedentes de carnes de rojas, de ganado bovino, acompañado por un mayor consumo de huevos, lácteos y legumbres.

Los investigadores, en su análisis de consumo, también observaron un mayor consumo de aceite de oliva, que podría restar los efectos negativos para la salud cardiovascular del exceso de alimentos de origen animal. Por su parte, el denominador común en las regiones mediterráneas es un mayor consumo de carnes magras -sobre todo conejo y pollo-, y más frutas y hortalizas que en las regiones atlánticas.

El estudio también ha medido la influencia de la dieta según variables como el tamaño del hábitat, la edad del ama de casa, el tamaño de la unidad familiar o el nivel socioeconómico, así como su influencia en el patrón de consumo y la oferta de alimentos. Los autores han podido constatar que, de todas las variables analizadas, tan sólo el nivel socioeconómico influye de manera determinante en la dieta. Así, las familias con una renta mayor siguen pautas alimentarias más saludables, aspecto que ya se ha observado en otros estudios de consumo alimentario.

En relación con la salud

El documento más completo que reúne información relativa al consumo alimentario de los distintos países que conforman el Arco Atlántico fue llevado a cabo por los profesores Josef Schmidhuber, de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y Bruce Traill, de la University of Reading, en el Reino Unido. En el estudio, publicado en 2003 en "Electronic Journal of Environmental, Agricultural and Food Chemestry", los autores examinan si el consumo alimentario en los países del Arco Atlántico (Portugal, España, Francia, Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Dinamarca, Noruega, Reino Unido, Islandia) es homogéneo, es decir, similar en todos estos países, y si el consumo alimentario es específico (diferente del de otros grupos de países).

Los autores observan cómo en la década de 1960, respecto a la década de 2000, el consumo alimentario de los países del Arco Atlántico difería notablemente respecto del consumo actual. En los años 60 se puede comprobar que Portugal, España y Reino Unido consumían menos calorías y menos carne que en la actualidad. En relación al pescado, y aunque éste sigue siendo un producto relevante en la dieta de estos países a lo largo de estas cuatro décadas, se observa que la composición del consumo ha cambiado de manera sustancial. Ahora se consumen más pescados de agua dulce, mariscos y pescados de piscifactoría, y menos pescados salvajes del Atlántico. De ahí que los autores sugieran que la denominación de dieta atlántica puede haber perdido, en parte, su justificación.

Aunque los autores encuentran muchos elementos en común en la dieta de estos países, también observan que el estilo de vida y los hábitos alimentarios han pasado a asemejarse a los de países con un modelo alimentario totalmente diferente, como EE.UU. Por tanto, resulta difícil determinar la dieta atlántica como un modelo de alimentación específico.

En lo relativo a la salud, el aporte de proteínas y de azúcares sencillos, aunque se acerca a los niveles máximos, está dentro de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sí se observa, sin embargo, un aporte importante de grasa, especialmente de grasa saturada y colesterol. Además, la disponibilidad de sodio está por encima de los límites recomendados por la OMS y el aporte total de energía es también demasiado alto. Este análisis nutricional cualitativo explica en parte el aumento de los trastornos coronarios y de la obesidad en los distintos países europeos.

DECÁLOGO DE LA DIETA ATLÁNTICA

A raíz del II Congreso Internacional de la Dieta Atlántica, celebrado en noviembre de 2006, se desarrolló, de manera consensuada, el Decálogo de Dieta Atlántica, que recoge 10 recomendaciones de alimentación saludable que se pretenden fomentar bajo el prisma y la filosofía de la esta dieta.

1. Consumo muy elevado de pescados (de mar y de río) y mariscos (moluscos y crustáceos) que constituyen la gran reserva actual natural del Atlántico. Se recomienda el consumo de pescado y marisco de tres a cuatro veces a la semana en las diferentes etapas de la vida.
2. Consumir alimentos vegetales en abundancia: cereales, patatas y legumbres. Las dietas ricas en estos alimentos constituyen la mejor manera de conseguir un perfil calórico recomendado en el que un 50% de la energía total consumida lo sea en forma de hidratos de carbono complejos, así como para favorecer un mayor aporte de fibra.
3. Consumo elevado de frutas y hortalizas. Se recomienda el consumo de una amplia variedad de frutas, sobre todo manzanas y cítricos. De las hortalizas, conviene mantener el consumo de las del género Brassica (repollo, berzas, grelos y nabizas), además de judías, pimientos, cebollas, zanahorias, guisantes y ajos.
4. Utilización de aceite de oliva como principal grasa culinaria, especialmente como aderezo en crudo.
5. Consumir diariamente productos lácteos. Son excelentes fuentes de proteínas de alto valor biológico, minerales (calcio o fósforo) y vitaminas. De forma adicional, el consumo de leches fermentadas está asociado a una serie de beneficios para la salud al aportar microorganismos capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal.
6. El consumo de carnes es importante y debe hacerse con moderación. Es recomendable que se consuman las carnes magras que formen parte de platos a base de verduras, legumbres o patatas.
7. Se recomienda la ingesta abundante de líquidos, sobre todo de agua como bebida de excelencia. El vino se ha de tomar a través de un consumo moderado, responsable e inteligente, y con las comidas.
8. Gusto por la sencillez en la preparación de los alimentos para mantener la calidad de las materias primas y, por tanto, el valor nutritivo. El empleo de la cocción, la plancha, la fritura en aceite de oliva o las técnicas de empanado no desvirtúan las características organolépticas y nutritivas de las materias primas de la dieta atlántica.
9. Mantenimiento de los hábitos alimentarios tradicionales atlánticos. Se sabe comer y se disfruta de ello.
10. Realizar actividad física todos los días es tan importante como comer adecuadamente.

DECLARACIÓN SOBRE LA DIETA ATLÁNTICA

Un conjunto de organismos e instituciones de reconocido prestigio como la Universidad de Santiago de Compostela, la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y la Asociación Galega de Estudios de Dieta Atlántica (ASGAEDA), entre otros, se han unido para convertir la dieta atlántica en referente mundial de dieta saludable. Fruto de los encuentros entre científicos y profesionales españoles y portugueses se constituyó en 2003 en Portugal el Centro Europeo de Dieta Atlántica (CEDA). En 2006, las instituciones españolas mencionadas firmaron la Declaración de Baiona sobre Dieta Atlántica. El fin último es desarrollar una Estrategia de Mantenimiento y Promoción de la Dieta Atlántica. (Ver mas)

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