2 jul 2012

Para combatir el colesterol «malo»: dieta mediterránea y ejercicio físico regular

El doctor Muñiz Grijalvo, especialista del hospital Virgen del Rocío de Sevilla, explica en diez pasos los aspectos que debemos tener en cuenta sobre el colesterol y sus efectos

La dieta mediterránea, una de las claves para prevenir y combatir el colesterol «malo»

Un estilo de vida saludable es el secreto para mantener a raya el colesterol «malo». Y es que, el ejercicio físico moderado y regular, acompañado, preferentemente, de una dieta mediterránea evita o retrasa que en un futuro tengamos problemas. El doctor Ovidio Muñiz Grijalvo, especialista en Medicina Interna y perteneciente a la Unidad Clínico-Experimental de Riesgo Vascular del hospital Virgen de Rocío de Sevilla, desgrana todos los aspectos importantes que debemos conocer sobre el colesterol y sus efectos, cómo prevenirlo y combatirlo.

–¿Qué es el colesterol?


–Los lípidos se dividen en esteroles y grasas. El colesterol es un esterol de origen animal – hay otros vegetales– que tiene muchas funciones fisiológicas esenciales para la vida, entre otras formar parte de las membranas celulares y servir de base para la síntesis de determinadas hormonas.
–¿Qué se entiende por colesterol «bueno» y «malo»?

–Casi todas las células de nuestro cuerpo necesitan «importar» colesterol para completar sus funciones. El hígado es capaz de sintetizar el colesterol necesario y enviarlo por el torrente circulatorio, pero el colesterol es insoluble en el plasma y necesita unirse a proteínas que funcionan como «taxis» de colesterol y que lo llevan de un sitio a otro por la sangre. Cuando el colesterol va transportado desde el hígado a los tejidos se llama LDL –lipoproteína de baja densidad–, que cuando está en exceso se deposita en la pared de las arterias y produce arteriosclerosis, por eso se llama «malo». Por el contrario, la partícula de HDL –lipoproteína de alta densidad– o colesterol «bueno» extrae colesterol de los tejidos periféricos, también de las arterias y lo lleva al hígado para degradarse –llamado transporte reverso–.

–Una analítica que revele que una persona tiene el colesterol en el límite o alto, ¿cómo puede combatirlo?

–Lo fundamental es llevar un estilo de vida saludable con ejercicio físico moderado y regular para conseguir y mantener un peso corporal adecuado. Esa actividad física debería acompañarnos toda la vida, adaptándose a las circunstancias de cada uno. El ejercicio aeróbico, sobre todo, eleva la fracción HDL o colesterol «bueno» y puede bajar ligeramente los triglicéridos y el colesterol «malo». También debe incluir una dieta, fundamentalmente la mediterránea; evitando, en cualquier caso las «dietas milagro» que suelen tener efecto rebote y pueden ser peligrosas.

–¿De qué forma podemos prevenir que suba el colesterol?


–Hay una parte que no podemos prevenir que es el componente familiar o hereditario, presente en ciertas formas de hipercolesterolemia. Estas personas van a necesitar tratamiento médico, pero en todos los casos el estilo de vida es fundamental para ayudar a controlar el colesterol, evitando los hábitos dietéticos inadecuados, como la comida rápida y los alimentos elaborados con alto contenido en grasas saturadas, y el sedentarismo. Por otro lado, el metabolismo basal y los requerimientos calóricos van decreciendo a partir de los 30 años, es decir, a medida que vamos cumpliendo años debemos hacer una dieta igualmente variada pero reduciendo paulatinamente las calorías. Si existe obesidad o sobrepeso, la dieta inicialmente debe ser hipocalórica, disminuyendo las raciones de los alimentos permitidos y evitando las comidas hipercalóricas.

–Si le detectan a una persona que tiene el colesterol alto, ¿qué nivel, en nuestro análisis de sangre, tendría que superar? ¿Cuándo debemos iniciar tratamiento médico?

–Los objetivos de colesterol de cada persona son diferentes según el riesgo cardiovascular que tenga. Por ejemplo, un paciente diabético que ha tenido un infarto de miocardio debe tener el colesterol LDL por debajo de 70 mg/dl, mientras que una mujer joven no fumadora y activa físicamente, sin otros factores de riesgo como hipertensión o diabetes, no necesita tratamiento salvo que reiteradamente el colesterol LDL sea superior a 160 mg/dl, siguiendo un estilo de vida saludable.

–¿Qué otras enfermedades pueden derivar de tener un colesterol alto o muy bajo?

–El colesterol muy bajo es excepcional en nuestro medio y debe ser valorado individualmente en una Unidad de Lípidos por si se trata de algún déficit congénito. Casi todo el problema derivado del colesterol es cuando está elevado y su consecuencia fundamental es la enfermedad cardiovascular, sobre todo coronaria: infarto, angina de pecho…

–A diario nos bombardean con publicidad que promete reducir el colesterol «malo», ¿debemos fiarnos de estos productos?

–Los únicos productos o suplementos dietéticos que lo bajan son los esteroles y estanoles vegetales, que compiten con el colesterol por su absorción intestinal y que mayoritariamente se comercializan en forma de lácteos bebibles, como el Danacol, Benecol, etc. En este caso, hay que destacar el esfuerzo realizado por determinados fabricantes, en particular los de la industria láctea. Por otro lado, los ácidos grasos omega 3 procedentes de aceite de pescado son útiles para bajar los triglicéridos, además de tener otras propiedades beneficiosas.

–Muchos alimentos están «condenados» por el colesterol, ¿cuáles debemos desterrar de nuestra dieta y en cuáles debemos confiar?

–El colesterol de los alimentos no es el principal determinante de la dieta en elevar el colesterol que vemos en nuestros análisis, además de que su absorción es muy variable dependiendo de la persona. Son las grasas de la dieta el principal enemigo, en concreto las grasas saturadas que pueden ser de origen animal pero también vegetal. Hay que evitar las grasas saturadas de origen animal: mantequilla, tocino, beicon; y vegetal: palma, palmiste, coco. Estas últimas suelen utilizarse en la elaboración de bollería industrial, galletas y alimentos precocinados. Se debe desconfiar de las grasas vegetales no especificadas en el etiquetado de los alimentos. El aceite de oliva virgen extra es la grasa dietética más sana. Otros aceites vegetales como el de girasol o maíz también son recomendables. Las margarinas vegetales que no se endurecen en el frigorífico son menos perjudiciales. Se deben moderar también el consumo de grasas si se tiene sobrepeso ya que todas las grasas, también las saludables, aportan muchas calorías. Por su parte, el cerdo ibérico alimentado adecuadamente –no con piensos artificiales– tiene un contenido en ácido oleico muy superior al de otras carnes y por tanto se puede consumir con moderación.

–¿Es cierto que tomar una manzana y una copa de vino al día, como muchos estudios han publicado, evita que en un futuro tengamos problemas con el colesterol?


Todas las frutas, no sólo la manzana y la uva, son una fuente importantísima de antioxidantes y vitaminas, por lo que debe favorecerse su consumo diario. En cuanto al vino, parece que su consumo moderado –un máximo de dos copas al día, sobre todo de vino tinto– también pueden tener un efecto beneficioso por lo que a estos niveles no debe prohibirse si no hay otros problemas de salud. Recomendar su consumo de forma general tampoco es adecuado, ya que en exceso es causa de diversas enfermedades.

–En internet existen páginas donde se recomienda una «limpieza de hígado» para mantener el nivel de colesterol, hablándose de «lavativas», ¿qué hay de cierto en esto?

–No hay ninguna evidencia de sustancias que «limpien» el hígado y por tanto deben evitarse por publicidad engañosa cuando no por riesgos para la salud.

/abcdesevillas

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