14 dic 2009

Tratamiento dietético


A grandes rasgos, el tratamiento de la obesidad, de una manera u otra, lleva implícito realizar una alimentación diferente de la que el paciente venía haciendo. Para instaurar una pauta dietética correcta se debe realizar una anamnesis completa y adecuar la dieta a una serie de variables como el peso, edad, sexo, enfermedades asociadas, trabajo, vida social y laboral, gustos, clima y actividad física. Es importante conocer los hábitos previos del paciente, en especial los que orienten a alteraciones de la conducta alimentaria: hábitos de picoteo, importante apetencia por lo dulce o salado o crisis de hambre vespertina o nocturna. También deben valorarse cuidadosamente los posibles antecedentes de atracones y vómitos autoinducidos o el empleo abusivo de laxantes o diuréticos claramente no justificados.

Hoy en día la mayor parte de los especialistas recomienda no realizar dietas muy estrictas porque el grado de cumplimento está en relación a la severidad de las mismas. Se trata de restringir la ingesta de calorías aproximadamente entre 500-600 kcal diarias, respecto a la alimentación que venía realizando. Esto suele implicar que con dietas entre 1000-1200 kcal en las mujeres y entre 1000-1500 kcal entre los hombres, se puede controlar al 80-90% de los sujetos con problemas de sobrepeso y obesidad grado I. La dieta debe ser equilibrada en nutrientes (50 % de carbohidratos, 15-20 % de proteínas y un 30 % de grasas), evitando las modas dedietas alternativas, más o menos «mágicas» (disociadas, cetogénicas, monótonas, macrobióticas, etc) donde la pérdida de peso va asociada a una pérdida importante de agua y de masa muscular y no de grasa corporal.

El peso de la báscula y el volumen corporal disminuyen rápidamente, pero la reganancia de peso (incluso por encima del peso previo) es la norma.

El problema radica en la capacidad del sujeto para iniciar y mantener una dieta de por vida, porque si la abandona vuelve a recuperar el peso perdido. Por eso es mejor plantearlo como una modificación del estilo de vida, donde el ejercicio cumple un papel fundamental no sólo en la pérdida inicial de peso, sino sobre todo en el mantenimiento a largo plazo.

En los niños, donde la obesidad es un problema creciente, debe conseguirse en primer lugar una estabilización del peso corporal, induciendo hábitos alimentarios saludables (desaconsejar el picoteo continuo, las chucherías, los refrescos azucarados y la bollería y todo tipo de aperitivos).

En esta etapa tiene que participar toda la familia, intentando no comprar alimentos con una importante carga de grasa y azúcares refinados. Se debe propugnar el consumo de pan, cereales pasta, arroz, patatas, verduras, ensaladas, frutas, zumos, legumbres, carnes pescados, etc., elaborados de forma sencilla, sin demasiadas salsas o frituras. A menudo puede ser aconsejable recurrir a algún libro de divulgación o revista que contengan recetas hipocalóricas y que sean fácilmente adaptadas a los niños. El otro punto fuerte del tratamiento en estas edades es el incremento de la actividad física, fomentando cualquier tipo de deporte.

Esto evitará las innumerables horas que habitualmente se pasan delante de la televisión, ordenador o consolas de videojuegos. No debemos olvidar la cautela en transmitir mensajes extremistas o alarmista respecto al peso o la alimentación a los niños, especialmente a las chicas, en estas edades para evitar la posibilidad de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria.

Como normas generales de orientación alimentaria para la población podrían servir las siguientes sugerencias:

Aprender a controlar los hábitos alimentarios reduciendo la cantidad de grasa de la dieta. Pensando que un gramo de grasa contiene más calorías (9 kcal por gramo) que los hidratos de carbono o las proteínas (4 kcal por gramo).

Cómo disminuir el consumo de grasas


Utilizar métodos de cocción bajos en grasa:

• Horno
• Ollas rápidas
• Microondas
• Grill o plancha
• Hervido
• Cocción al vapor

Evitar (alto en grasa)


- Comida fritas o salsa con aceites
- Carnes grasas
- Embutidos
- Lácteos enteros y quesoa curados
- Potaje de legumbres
- Pasta con salsas
- Patatas fritas
- Huevos fritos
- Mayonesa, margarina
- Helados

Seleccionar (bajo en grasas)

- Planacha, grill, microondas, hervidos, vapor, etc
- Carnes magras de ternera, cerdo, ave, conejo
- Embutidos de pavo, jamón cocido, jamón serrano, magro, cecina
- Lácteos desnatados o semidesnatados, light, queso de burgos.
- Ensalada de legumbres, con hortalizas
- Pasta con tomate y verduras
- Patatas cocidas o asadas
- Huevos escalfados, duros, revueltos, torillas al plato, plancha...
- Mayonesa y margarina ligeras
- Sorbetes, polos hielo, helado yogurt

Para aliñar y reducir el consumo de grasa oculta utilizar


• Hierbas: orégano, laurel, cilantro, perejil, albahaca, menta, etc Especias: nuez moscada, curry, pimienta, pimentón, canela.
• Mostaza
• Ketchup
• Salsas de yogur (solo o rebajado con limón) Mayonesa o salsas de aderezo bajo en calorías
• Vinagre o vinagreta
• Limón
• Jengibre fresco rallado
• Rábanos rallados
• Queso parmesano rallado (muy oloroso)

Actividad física


El segundo punto de actuación es el incremento de la actividad física.

A la luz de los conocimientos actuales, no es imprescindible practicar un ejercicio físico que comporte un gran esfuerzo, como gimnasia, deportes de competición, musculación, etc. Estos deportes permitirán estar en mejor condición física, pero para conseguir reducir esos kilos extras, además de la dieta, es suficiente con la realización de una actividad física aeróbica reducida, no más allá de los 30-40 min diarios, y que pueden ser tan sencillos como caminar.

Cuando hablamos de ejercicio físico también queremos incluir aquellas actividades cotidianas que se pueden realizar sin esfuerzo, aunque conlleven un poco más de tiempo y que contribuyen, sin duda, a sumar calorías negativas. Nos referimos a realizar la compra andando (con carrito), emplear el trasporte público, bajar una parada antes de su destino o ir hasta la parada siguiente para coger el autobús o metro subir algún tramo de escalera tranquilamente, desechando el ascensor o las escaleras automáticas; salir a pasear al perro, etc.

Ventajas del ejercicio físico


Existen motivos por los que la actividad física resulta beneficiosa para las personas con obesidad.

• Consume calorías. En las tablas 8 y 9 podemos observar las kcal que se consumen según la actividad física que se realiza pero también en función de peso de la persona. A más peso, se gasta más calorías para el mismo tiempo empleado
• Ayuda a controlar el apetito
• Ayuda a preservar la musculatura corporal. De esta manera cuando se adelgaza, se pierde menos masa muscular y favorece que el metabolismo no disminuya
• Reduce los factores de riesgo asociados a la obesidad. Incluso aunque se pierda poco o nada de peso, la actividad física mejora le resistencia a la insulina, la respiración y ayuda a controlar la tensión arterial
• Tiene efectos psicológicos positivos. El ejercicio hace que la gente se sienta bien, mejora a controlar el estrés y reduce la ansiedad Se correlaciona con el éxito a largo plazo. Una actividad física regular es la que mejor se relaciona con la pérdida de peso a corto plazo pero sobretodo con e mantenimiento a largo plazo

Dra. M.a Concepción Navarro Moll
Presidenta de INFITO

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