7 dic 2009

Un arbolito enfermo

El padre había plantado el arbolito el mismo día en que nació su hijo; y niño y árbol crecían juntos y se amaban con ternura. El niño lo cuidaba con esmero y lo consideraba como hermano.

Un día, el arbolito empezó a marchitarse y sus hojas perdieron brillo. El niño se puso muy trist, y para ver si conseguía curarlo, arrancaba dolorosamente cada una de las hojas amarillentas y regaba sus pies con cariño y con cuidado.

Una tarde, el sufriente arbolito se dobló ante su amigo y le dijo con voz dolorida:

El mal que me devora está en mis raíces: si tú pudieras curarla, recobraría mis fuerzas.

El niño se puso a cavar en la base del tronco y descubrió un nido de gusanos devorando sus raíces.


"Ten siempre en fondo de tu corazón la raíz del amor; de esta raíz, no pueden surgir más que cosas buenas".
(Santo Tomás de Aquino)

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